Una herencia muy saludable

Comer, es un placer para muchos y si además lo hacemos de manera sana y equilibrada, comer no sólo se puede convertir en un placer para los sentidos sino que además nos puede proporcionar muchos más beneficios de los que creemos.

En nuestro país tenemos además el privilegio de contar con la dieta mediterránea que más que un patrón alimentario es un estilo de vida y una de las dietas más saludables del mundo.

Ha sido transmitida de generación en generación desde hace muchos siglos, y está íntimamente vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos a lo largo de su historia. Ha ido evolucionando, acogiendo e incorporando sabiamente, nuevos alimentos y técnicas fruto de la posición geográfica estratégica y de la capacidad de mestizaje e intercambio de los pueblos mediterráneos.
Se caracteriza por la abundancia de alimentos vegetales, como pan, pasta, arroz, verduras, hortalizas, legumbres, frutas y frutos secos; el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; un consumo moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos (yogur, quesos) y huevos; el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas y aportes diarios de vino consumido generalmente durante las comidas.
A los beneficios de su bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos y fibra, hay que añadir los derivados de su riqueza en sustancias antioxidantes.
Además se ha demostrado que los beneficios de la dieta mediterránea van más allá. En un artículo que publica la revista JAMA Internal Medicine se demuestra que algunos de sus ingredientes son fundamentales para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento que eventualmente termina en demencia o Alzheimer.
Está comprobado que, después de cuatro años de seguimiento, las personas que siguen esta dieta complementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos tienen una mejor función cognitiva. Uno de los miembros de la Sociedad Española de Neurología, el doctor David Ezpeleta, explica que “La dieta mediterránea es la que mejor le sienta a nuestro cerebro. Si se potencia el consumo de frutas y verduras, pescado, aceite de oliva, un poco de vino y si además esto lo unimos a realizar algo de ejercicio y a fomentar las relaciones sociales estaremos llevando a cabo la mejor dieta neuroprotectora que se puede recomendar”.
En definitiva, la dieta mediterránea es una herencia muy valiosa que aplicándola con conocimiento nos puede aportar muchos beneficios para la salud, disfrutémosla!